Autocuidado
saradomingo
Dom, 25/05/2025 - 08:00
Patología ocular
La conjuntivitis crónica representa un desafío terapéutico debido a su naturaleza persistente y recurrente. El farmacéutico puede jugar un papel fundamental para conseguir un diagnóstico temprano y diferencial ante determinados síntomas por los que el paciente puede consultar en la farmacia, así como para insistir en la importancia de la adherencia al tratamiento, clave para evitar recaídas, según explica Antonio Gálvez, vocal de Óptica, Optometría y Audioprótesis del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, quien destaca las claves para comprender por qué algunas conjuntivitis se vuelve crónicas y cómo restaurar la salud ocular.
Este problema ocular común consiste en la inflamación de la conjuntiva, la membrana transparente entre el párpado y el globo ocular. Esta inflamación puede estar desencadenada por una infección, un irritante externo, ojos secos o una alergia. Cuando la membrana mucosa se inflama, los vasos sanguíneos se hacen más grandes y visibles, lo que otorga al ojo un color rosado o rojizo, provocando molestias o aparición de legañas. Estos signos pueden aparecer en uno o ambos ojos. Si bien normalmente es una afección leve y no suele provocar daños importantes “sí es muy recomendable tomar precauciones cuando se contrae, ya que es altamente contagiosa”, recalca Gálvez.
La conjuntivitis afecta tanto a niños como adultos, pero es mucho más frecuente en niños debido al estrecho contacto entre ellos y a una menor higiene y de las manos, lo que facilita su contagio.
Los síntomas más comunes de la conjuntivitis son sensibilidad a la luz, ojo rojo con sensación de ardor y escozor, aparición de legañas, aumento del lagrimeo, hinchazón de los párpados y sensación de tener arenilla o algo extraño en el ojo.
Tipos de conjuntivitis
Se pueden diferenciar tres tipos. Las conjuntivitis infecciosas, pueden ser de origen vírico o bacteriano, ambas provocadas por la invasión de la conjuntiva por microorganismos patógenos. Suele aparecer en un ojo y rápidamente pasar al otro.
En estos casos es muy importante adoptar precauciones de higiene, como lavado continuo de manos y no tocarse los ojos, entre otras.
Otro tipo son las conjuntivitis alérgicas, que aparecen como consecuencia de la exposición a determinados alérgenos así como a una reacción del organismo al material de las lentes de contacto, desencadenando la inflamación de la conjuntiva.
Y un tercer tipo son las conjuntivitis irritativas por agentes externos como consecuencia de la exposición a sustancias irritativas que entran en contacto e irritan a la conjuntiva. Normalmente cursa en los dos ojos a la vez.
La conjuntivitis crónica representa un desafío significativo tanto para pacientes como para profesionales de la salud ocular, explica Gálvez. “A diferencia de las formas agudas, este trastorno persiste durante semanas o incluso meses, afectando considerablemente la calidad de vida”.
Gálvez destaca la importancia de que los farmacéuticos, junto al resto de profesionales sanitarios, y los propios pacientes comprendan por qué algunas conjuntivitis se vuelven crónicas y tener muy presente cómo se pueden manejar eficazmente para restaurar la salud ocular.
La conjuntivitis crónica es una inflamación prolongada, un proceso inflamatorio de la conjuntiva que persiste durante más de cuatro semanas, resistiendo a tratamientos convencionales. Concurre con alteración tisular, cambios en la estructura de la conjuntiva por la inflamación sostenida, que pueden causar complicaciones a largo plazo.
Diagnóstico y tratamiento
La conjuntivitis crónica es un desafío terapéutico importante por su naturaleza persistente y recurrente, explica Gálvez. “A diferencia de la forma aguda, requiere un diagnóstico más profundo y estrategias de tratamiento prolongadas”.
Los síntomas principales incluyen enrojecimiento ocular, es decir, hiperemia conjuntival persistente que varía en intensidad pero nunca desaparece del todo. Se caracteriza por una coloración rojiza visible principalmente en la esclerótica. Suele dar lugar a molestias constantes, como sensación persistente de cuerpo extraño, picazón y ardor que interfiere con actividades diarias y que empeora con la exposición a factores irritantes. Otra manifestación es la secreción anormal, con producción excesiva de mucosidad o secreción acuosa que puede formar costras en las pestañas, según la causa.
Estos síntomas, aunque similares a los de la conjuntivitis aguda, se distinguen por su persistencia y recurrencia. “Muchos pacientes experimentan fluctuaciones en la intensidad, pero rara vez logran una resolución completa sin intervención médica especializada”.
Causas y tratamientos
Entre las causas de la conjuntivitis recurrente se sitúan las infecciones víricas, por adenovirus y otros virus que pueden causar inflamación prolongada incluso después de la infección inicial, así como infecciones bacterianas, por cepas resistentes que persisten al antibiótico estándar.
También son consecuencia de alergias persistentes, por exposición continua a alérgenos ambientales como polen, ácaros del polvo o caspa de mascotas, así como de trastornos autoinmunes, como el síndrome de Sjögren o la artritis reumatoide que afectan los tejidos oculares.
Entre los factores que las desencadenan se incluyen también los irritantes ambientales como exposición crónica a humo, productos químicos, contaminación o sequedad ambiental.
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Para el diagnóstico es fundamental una historia clínica detallada, con análisis completo de síntomas, duración, factores desencadenantes y respuesta a
Recomendaciones de higiene, insistir en la importancia de la adherencia al tratamiento y derivar al especialista son labores del boticario para el manejo eficaz de esta patología.
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Covadonga Díaz
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