MIR
rocio.rodriguez
45º Congreso Semfyc
Al entrar en la sala de la ponencia, lo primero que uno recibe es el típico post it amarillo que debemos guardar para usarlo en algún momento. Tutorizar en 'aguas turbulentas': buscamos respuestas es el nombre de este taller que tiene tres objetivos: hablar del residente difícil, también del tutor difícil y prevención para el tutor que quiere abandonar. Aurora Fernández Moreno, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, máster en Psicología Clínica y Psicoterapia y miembro del Grupo de Trabajo de Salud Mental de Semfyc, y Araceli Garrido Barral, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, tutora en el centro de Salud Barrio del Pilar de la Dirección Asistencial Norte de Madrid, llevan mucho tiempo dando este taller que han impartido dentro del 45º Congreso de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), que finalizó ayer en Madrid.
Respecto al primer objetivo, exponen un caso, el de una residente de último año 'difícil', que llaman Paula. Esta R4 falta con frecuencia y su tutor contacta con la jefa de estudios porque esas ausencias le impiden evaluar si ha adquirido las competencias. Aunque le advierten que no la van a poder evaluar, sigue faltando e incluso llegan a apercibirla desde el departamento de Recursos Humanos. En la evaluación las faltas son menores del 25% pero el tutor no puede valorar su aptitud y suspende la evaluación. Su desempeño en las guardias en hospital, tras un cambio de centro, es variable a criterio de los adjuntos. En este punto, las especialistas preguntan al público qué se les viene a la cabeza porque "si pensamos 'uff, hoy tengo el residente', hay algo que está pasando. Cuando describimos al residente difícil muchas veces aludimos a las emociones, no necesariamente es el menos apto".
"El paso de la emoción y 'me lo quiero quitar de encima' se puede estructurar en alguna de estas categorías: salud (discapacidad física, enfermedad crónica, enfermedad mental grave, trastorno adaptativo, enfermedad aguda), capacidades (actitud hacia el trabajo, actitud para el aprendizaje, aptitud, madurez, capacidad de reflexión, aceptación de sus limitaciones), personalidad (imprudente, soberbio, suspicaz, opaco, problemas de relación), situación personal (situación familiar, desarraigo social, cambio de ciudad o país, diferente cultura) o situación laboral (de estudiante a trabajador/aprendiz, asunción responsabilidad ¿progresiva?, inseguridad, incertidumbre, desconocimiento de la organización)", explica Fernández.
"Se puede pasar de lo global a lo particular y así se encontraría una solución, así se sistematiza el abordaje”, señala también Fernández, que añade que una de las herramientas fundamentales es la entrevista con el residente, "seria, estructurada y profesional, no es un encuentro de café, y manteniendo siempre una cierta distancia porque sois los tutores, no sois familiares ni amigos, ni siquiera sois sus médicos, cuando estáis con los residentes tenéis que quitaros esa faceta de médico, tenéis que evaluarles", detalla y añade: "Las entrevistas tutorizadas deben ser firmadas por residente y tutor para que si se pone una advertencia quede claro que se está advirtiendo y cuando sean evaluados al final no puedan decir 'nadie me dijo', eso puede ser un motivo de reclamación en una anulación por no apto. Si el residente no firma, no se le puede obligar, pero se puede hacer constar en la hoja, eso tiene valor legal".
El caso ha permitido debatir con los asistentes interesados en saber más datos de ese caso o por qué se había llegado a detectar de forma tan avanzada, ya en último año de residencia. También ha dado pie a que muchos de ellos compartieran casos que han vivido como tutores en distintos puntos de España. "Se puede y se debe hacer un enfoque muy global cuando tenemos un problema con un residente que nos está complicando un poco la tutorización y hay muchos enfoques que no son puramente legalistas, tenemos soluciones imaginativas que a veces 'rozan la legalidad' pero dan buenos resultados".
El problema es el tutor
Pero, ¿qué pasa cuando el tutor es el 'elemento difícil'? Abordar eso era el segundo objetivo del taller y ahí es donde han hecho falta los post it que repartieron al principio. Todos los médicos y algunos residentes asistentes a la ponencia han escrito en ese papelito amarillo hasta tres características que consideran que responde a la definición de tutor difícil y se han levantado para pegarlo en una pared. Las respuestas se han ido leyendo: 'no ser accesible', 'no tiene compromiso con la docencia', 'controlador', 'no empático', 'inflexible', 'ausente', 'indiferente', 'abuso de poder', 'tiene prejuicios', 'es gruñón', 'excesiva rigidez', 'tutor quemado', 'quiere que el residente sea su secretario', 'paternalista', 'soberbio', 'padre/madre del MIR'…
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"Coincide con los que dicen nuestros residentes cuando les preguntamos", subraya Garrido, conceptos que igual que en el caso anterior han estructurado
El taller 'Tutorizar en aguas turbulentas: buscamos respuestas', dentro del Congreso de Semfyc, ha abordado los conflictos que pueden darse entre tutor y residente.
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R. R. García-Abadillo
Medicina Familiar y Comunitaria
Profesión
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