Grado
franciscogoiri
Dom, 02/04/2023 - 08:00
Solo un 26,5% dice estar más preparado sobre estos temas tras el grado

Dos representantes del colectivo LGTBI se abrazan ante las puertas del Congreso de los Diputados tras la definitiva aprobación de la 'ley trans' el pasado mes de febrero. Foto: EFE/MARISCAL.
Las administraciones públicas, en el ámbito de sus competencias, "garantizarán una formación suficiente, continuada y actualizada del personal sanitario, que tenga en cuenta las necesidades especÃficas de las personas trans, prestando especial atención a los problemas de salud asociados a las prácticas quirúrgicas a las que se someten, tratamientos hormonales y su salud sexual y reproductiva".
Hasta aquÃ, el texto literal de la ley, concretamente de una recién salida del horno legislativo español, la Ley 4/2023, de 28 de febrero, para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantÃa de los derechos de las personas LGTBI, más conocida como ley trans, que la ministra de Igualdad, Irene Montero, defendió en el Congreso de los Diputados el pasado 16 de febrero y que la cámara Baja aprobó definitivamente por 191 votos a favor, 60 en contra y 61 abstenciones.
El artÃculo 58 de la ley que regula por primera vez la autodeterminación de género en España establece los requisitos para la formación especÃfica del personal sanitario, el seguimiento sobre los tratamientos, terapias e intervenciones a las personas trans, la investigación sobre estos temas en el campo de las Ciencias de la Salud y la innovación tecnológica en materia de atención sanitaria a las personas trans.
En lo que se refiere a la formación del personal sanitario, la norma dice que su preparación ha de ser "suficiente, continuada y permanentemente actualizada", pero, si nos ceñimos a los primeros estadios de esa formación, concretamente a la universidad, las conclusiones de un estudio pionero sobre contenidos LGTB en los programas de estudio de las facultades españolas de Medicina, públicas y privadas, dibujan un panorama muy poco halagüeño..., al menos antes de la aprobación de la ley.
Los contenidos y la formación especÃfica sobre la salud de las personas LGTB en el currÃculum de Medicina son escasos, cuando no inexistentes; los estudiantes perciben que su paso por la facultad de Medicina influye "poco o muy poco" en su preparación respecto a estos temas y que su formación médica tiene un "impacto limitado" en la mejora del grado de comodidad que tenÃan en su trato con pacientes LGTB antes de terminar la carrera. De hecho, el factor que más influye en un posible cambio de perspectiva y en una mejora de la comodidad en el trato con estas personas no es la formación, las prácticas clÃnicas o las enseñanzas de los profesores, sino la interacción con otros estudiantes, formen o no parte del colectivo LGTB.
La 'ley trans' insta a las administraciones públicas a formar especÃficamente al personal sanitario
El estudio, firmado por Antonio Pujol de Castro, residente de Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital ClÃnico San Carlos y expresidente del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM), y otros cinco autores [G. Abiétar, D., MartÃnez Hernández, L., Gasch-Gallén, Ãngel, Gil-Borrelli, C., & Latasa, P.], ha sido publicado por la Revista Española de Educación Médica, del Centro de Estudios en Educación Médica de la Universidad de Murcia, y está basado en un cuestionario online, abierto a todos los estudiantes de Medicina entre los meses de febrero y junio de 2019.
El cuestionario tenÃa 23 preguntas agrupadas en varios temas: contenidos sobre salud LGTB en los currÃculos de Medicina, preparación autodeclarada para el trato con estos pacientes, cambio percibido en la preparación como resultado del paso por la facultad de Medicina, comodidad en el trato autodeclarada y cambio percibido tras el paso por la facultad, e identidad de género y orientación sexual del participante. Finalmente, se recibieron 349 respuestas (326 de ellas válidas), mayoritariamente de alumnos de cursos superiores (con edades comprendidas entre los 22 y los 25 años) y con un alto porcentaje de participantes que se consideran LGTB (un 57,1%). Por autonomÃas, AndalucÃa y la Comunidad Valenciana tuvieron menos representación y Castilla-La Mancha y Madrid aportaron el mayor número de respuestas.
La metodologÃa del estudio se basa en uno previo realizado en 2015 en universidades de Estados Unidos y de Canadá y firmado por White et al, concretamente Lesbian, Gay, Bisexual, and Transgender Patient Care: Medical Students’ Preparedness and Comfort, que evalúa el tipo de formación sobre temas de salud LGTB en esos centros, el grado de preparación y comodidad en el trato de pacientes LGBT autopercibido por los estudiantes y los factores que más han determinado su aprendizaje. El estudio español reproduce, de hecho, el cuestionario original de White, traducido al español y "adaptado al contexto del sistema universitario español".
Pujol de Castro admite que la principal limitación de su estudio ha sido la baja tasa de respuesta (apenas el 0,8% de los 42.605 estudiantes inscritos en las facultades españolas de Medicina durante el curso académico 2018-2019) y lo achaca a factores estrictamente formales y metodológicos, pero también a razones de fondo.

Cambios percibidos por los estudiantes en su preparación (2A) y comodidad (2B) en la atención a pacientes LGTB, según curso de estudio: primero y segundo (PS), tercero y más (T+). Fuente: PUJOL DE CASTRO ET AL.
Mientras la difusión del cuestionario de White fue llevada a cabo por las propias universidades implicadas en el estudio, "que invitaban a los estudiantes a participar en el sondeo" -puntualiza Pujol de Castro-, el cuestionario español fue difundido por redes y grupos de mensajerÃa del CEEM y de la Federación Española de Estudiantes de Medicina para la Cooperación Internacional (IFMSA-Spain), "de forma que el formulario quizás llegó a personas más sensibilizadas con el tema que a estudiantes no tan conocedores de estas realidades". De ahà que los seis coautores del estudio reclamen una mayor implicación de las universidades para posteriores estudios.
Más allá de las limitaciones formales, el expresidente del CEEM apunta otra razón: "Desgraciadamente, los contenidos de diversidad sexual y de género se siguen percibiendo como temas con una carga ideológica importante. Ahora bien, estamos hablando de determinantes biopsicosociales de la salud avalados por la literatura cientÃfica y, por tanto, el personal sanitario debe recibir la mejor formación al respecto para poder abordarlos". Por ello, Pujol de Castro considera fundamental que todos los estudiantes de Medicina, "independientemente de su identidad y orientación, tengan unos conocimientos y habilidades básicas relativas a la diversidad, para ofrecer una atención culturalmente adaptada a la realidad de sus futuros pacientes".Â
Contenido escaso y muy focalizado
Además de ser escasos, los contenidos sobre salud LGTB que tienen mayor presencia en los programas españoles de grado no han variado mucho en los últimos años: el énfasis docente sigue centrado en temas relacionados con un aspecto muy concreto de la salud sexual, el VIH/Sida y las enfermedades de transmisión sexual (ITS), un escenario que, según las conclusiones del estudio, "podrÃa suponer un perjuicio a largo plazo, al perpetuar ciertos estereotipos relacionados con el colectivo LGBT, especialmente en hombres gays o HSH (hombres que tienen sexo con hombres)".
Además, este excesivo énfasis en aspectos muy concretos de la salud sexual -prosigue el documento de conclusiones- "puede reducir la comprensión de otras dimensiones de la salud LGTB, sus determinantes sociales y la visibilidad de otras realidades dentro del colectivo". De hecho, algunos temas que Pujol de Castro y sus colegas consideran "claves", como el acceso de las personas LGTB a los servicios de salud, la salud mental o la vivencia de la adolescencia y el envejecimiento saludable, "están prácticamente ausentes del currÃculo formativo en las facultades españolas de Medicina".
"No basta con la ley; los equipos decanales tienen mucho que decir en el diseño de los currÃculos"
El caso es que temas como las dificultades de estos pacientes para acceder al sistema sanitario público -casi inexistentes en los estudios de grado- son estadÃsticamente muy relevantes, como atestigua un estudio de 2013 de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) sobre Discriminación por orientación sexual y/o identidad de género en España, que cifra en un 20% el porcentaje de personas LGTB que se han sentido discriminadas en la atención recibida en el Sistema Nacional de Salud por su condición u orientación sexual.
El estudio de la FELGTB apunta, además, que si el paciente en cuestión no se define como LGTB, o se desconoce su orientación sexual o identidad de género, la posibilidad de discriminación se reduce, de forma que ese 20% de personas que dicen sentirse discriminadas en su trato asistencial "es un porcentaje aún más elevado, si cabe, máxime en un ámbito como el sanitario, en el que las y los usuarios deben tener garantizado un trato igualitario para que la confianza en los representantes sanitarios permita un mejor y más efectivo tratamiento y cuidado de la salud".
La disposición final séptima de ley impulsada por el Ministerio de Igualdad y aprobada en febrero por el Congreso de los Diputados incluye una modificación expresa del Estatuto Marco del personal estatutario para garantizar -al menos, sobre el papel- que no se produce discriminación alguna por razón de "nacimiento, raza, sexo, religión, opinión, orientación e identidad sexual, expresión de género, caracterÃsticas sexuales o cualquier otra condición o circunstancia personal o social".

Irene Montero flanqueada por las también ministras Ione Belarra y Yolanda DÃaz, durante la manifestación del Orgullo LGTBI de julio de 2021. Foto: GANDUL/EFE.
Además, en su artÃculo 16, insta a todas las administraciones, central y autonómicas, a promover "mecanismos de participación efectiva de las personas LGTBI, a través de sus organizaciones representativas, en las polÃticas relativas a la salud", y a facilitar que "las estrategias, planes y actuaciones de promoción de la salud y de prevención, asà como otras con impacto en la salud, se dirijan a abordar y reducir las desigualdades identificadas". Todo ello sobre el papel, que lo aguanta todo.
Para los autores del estudio español, no hay duda alguna. Según el contenido y redacción de la nueva ley publicada en el BOE, "tanto en el grado de Medicina como en la formación continuada, los profesionales médicos deberán recibir formación para poder proporcionar la mejor atención a sus pacientes".
Ahora bien, matiza Pujol de Castro, "las leyes no son la palanca final para generar determinados cambios institucionales. Se necesita articular planes, programas y otros instrumentos que actúen fomentando esa formación desde distintos ámbitos. Por ejemplo, los equipos decanales tienen también responsabilidad en promover la introducción de dicha formación en los currÃculos". Â
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Contenidos transversales
Sólo el 16% de los estudiantes españoles de Medicina que respondieron a las 23 preguntas del cuestionario asegura haber recibido formación especÃfica durante alguno de los años de la carrera referente a la salud de las personas LGTB.
En términos generales, y al margen del año de carrera que cursen, el 66,8% de los alumnos considera que su preparación sobre estos temas no ha mejorado sustancialmente durante o después de su paso por la facultad de Medicina, y apenas un 26,5% se considera más capacitado gracias a lo aprendido en el grado.
La dificultad de acceso al SNS de las personas LGTB apenas se menciona en los planes de estudio
El estudio recuerda que la formación universitaria en Medicina "tiene un peso importante en la configuración del abordaje biopsicosocial de los pacientes y en el desarrollo de las habilidades comunicativas de los futuros médicos", pero el porcentaje de alumnos que no se considera mejor preparado para abordar los problemas sanitarios de las personas LGTB evidencia por sà solo que el grado de Medicina presenta aún muchas carencias en lo relativo a estos temas.
Más allá de la entidad académica de esos contenidos y del tiempo que se dedique a ellos en los planes de estudio, los seis firmantes del estudio coinciden en que "es importante incluir contenidos transversales en varias asignaturas, para que los futuros médicos pongan en contexto la patologÃa especÃfica de cada paciente con los distintos ejes que le condicionan a él y a su salud, como su identidad de género, orientación sexual, etnia, diversidad funcional, nivel socioeconómico, si es migrante y/o está en situación irregular, si hay una barrera idiomática o cultural...".
Como residente de Medicina Preventiva y Salud Pública, Pujol de Castro recuerda que el programa docente de esta especialidad incluye una asignatura que, bajo el tÃtulo de "Salud y Sociedad", incluye 50 horas obligatorias sobre estos temas. "Es paradójico que se conciba como algo necesario desde una perspectiva más poblacional de la salud y, sin embargo, no tenga presencia en el grado, donde se forma a los médicos que luego harán especialidades asistenciales", puntualiza Pujol de Castro.
El 55% dice estar "preparado" o "muy bien preparado" en temas como el VIH y las ITS
Con respecto a los temas, el cuestionario distingue entre los contenidos especÃficos que se incluyen en el currÃculum de Medicina y el nivel de abordaje de esos contenidos a lo largo de los seis años de carrera, pero hay una relación directa (y casi paralela) entre ambas variables. Los temas más incluidos en los programas de estudio de las facultades y los que se tratan más en profundidad son, por este orden, el VIH/Sida y otras ITS en personas LGTB, intersexualidad, cirugÃas de reafirmación de sexo, identidad de género, sexo más seguro para personas LGTB, orientación sexual, riesgo de enfermedades crónicas en personas LGTB y procesos de transición.

La ministra Irene Montero saluda a representantes del colectivo LGTBI, tras la definitiva aprobación de la 'ley trans' en el Congreso. Foto: JAVIER LIZÓN/EFE.
Por contra, los temas que tienen menos presencia en los planes de estudio y, consecuentemente, los que menos se abordan durante la carrera (en ocasiones, apenas de forma testimonial) son las dificultades en el acceso a los servicios de salud por parte de las personas LGTB, su imagen corporal, la salida del armario, relaciones tóxicas y violencia dentro de la pareja entre personas LGTB, salud en adolescentes y salud mental y consumo de tabaco, alcohol y otras drogas entre personas LGTB.
La consecuencia casi lógica es que los estudiantes que han respondido al cuestionario aseguran sentirse más preparados en los temas que más oportunidad han tenido de ver durante la carrera y se muestran mucho más inseguros en aquellos cuya relevancia académica es escasa o prácticamente inexistente. AsÃ, el 55% dice sentirse "preparado", "bien preparado" o "muy bien preparado" en temas relacionados con el VIH en personas LGTB, seguidos muy de cerca por quienes dicen estarlo en temas de orientación sexual (un 49% de los encuestados) e infecciones de transmisión sexual al margen del VIH (un 46% de quienes respondieron al sondeo).
"Obviar los factores sociales perpetúa una cultura académica heteronormativa"
Como no podÃa ser menos, los autores del estudio coinciden en que formar a los alumnos en estos temas es vital, "por la elevada carga de enfermedad que representan, a nivel nacional y mundial, y el papel de los sanitarios en su tratamiento y prevención", pero el matiz viene después. "Hacer un abordaje únicamente centrado en la transmisión de microorganismos, sin abordar los determinantes sociales, contribuye a perpetuar una cultura académica heteronormativa, que desemboca en déficits formativos y un inadecuado abordaje de los temas inherentes a la sexualidad", añaden.
Según ellos, "la LGTBI-fobia internalizada que muchos pacientes sufren, por el mero hecho de formar parte de la sociedad y/o por experiencias previas negativas con los servicios de salud, se traduce en una barrera en el acceso a estos servicios". El resultado de todo ello, añade Pujol de Castro, es que la población LGTBI corre el riesgo de sufrir una desatención en sus demandas sanitarias, "que puede que suplan acudiendo a fuentes de información no fiables, como internet o personas conocidas. Además, esa barrera de acceso puede acabar degenerando en automedicación".
¿Más o menos cómodos?
Con respecto al nivel de formación que aporta la carrera, hay una diferencia porcentualmente significativa entre las expectativas de los estudiantes que se incluyen dentro del colectivo LGTB y quienes no. El 32% de los estudiantes no-LGTB considera que su preparación acerca de estos temas ha mejorado (sin concretar cuánto) una vez finalizado el grado, mientras que ese porcentaje baja hasta diez puntos porcentuales en el caso de los encuestados que se autodefinen como LGTB.
El escaso 26,5% de alumnos españoles que se considera mejor preparado para tratar contenidos LGBT tras su formación médica universitaria contrasta con el dato que recogÃa el estudio de White: hasta un 62,6% de los estudiantes de las universidades estadounidenses y americanas que participaron en su encuesta creÃa que la carrera les habÃa formado suficientemente bien para el abordaje de estos problemas de salud. Esta diferencia puede deberse, según Pujol de Castro y los cofirmantes del estudio, "a la sobrerrepresentación de estudiantes LGBT en nuestra muestra [un 57,1% frente al 15,9% en White] y a la mayor sensibilización, expectativas y formación previa de este colectivo sobre contenidos especÃficos de salud LGBT".
Apenas un 22,4% cree que el grado ayudó a mejorar su comodidad con estos pacientes
El 84,7% de los estudiantes que respondieron al cuestionario español decÃan sentir "comodidad" o "comodidad en cierto modo" en la interacción con pacientes LGBT antes o durante su paso por la carrera, frente a quien decÃa sentir "neutralidad", "incomodidad en cierto modo" o "incomodidad". Aquà hay una diferencia sustancial (y casi lógica) entre los estudiantes LGTB, que se sienten "cómodos" o "cómodos en cierto modo" en el 91,8% de los casos, frente al 75,7% de estudiantes no-LGTB.
Lo que sà es muy significativo es el bajo porcentaje de alumnos que dicen sentirse más cómodos a la hora de abordar estos temas y de tratar con pacientes LGTB tras su paso por la universidad: apenas un 22,4%. El estudio español no aprecia aquà diferencia significativas entre los estudiantes de primer y segundo curso (un 25,5%) y alumnos de tercero y años posteriores (un 21,8%). Tampoco presenta diferencias apreciables entre los estudiantes LGBT (22,8%) y los alumnos no-LGBT (21,3%).
En cuanto a los factores que más han influido durante la carrera para que el estudiante aumente su grado de comodidad en la atención al paciente LGTB, hay diferencias evidentes entre el estudio español y el original de White. Mientras los alumnos españoles aseguran que lo que más ha influido en ellos es el contacto con otros estudiantes (un 14% de las respuestas), sean o no LGTB; la interacción con colectivos o asociaciones de estudiantes que realicen actividades de temática LGTB (13%) y las lecturas (9%), en la muestra de White los factores más influyentes son los cursos preclÃnicos obligatorios (un 36,7% de respuestas), la interacción con pacientes LGBT (24,8%) y las experiencias personales (un 23,5%).
José López Guzman: "Faltan protocolos de AF al colectivo LGTB especÃficos para farmacia comunitaria" , Ley trans: fin de las terapias de conversión y derecho a tratamientos de fertilidad , "Las personas trans, antes que la ley, esperan que se acabe con el desabastecimiento hormonal", La 'ley trans' y la reforma del aborto salvan la oposición de PP y Vox en el Congreso, El Supremo inadmite querella contra Irene Montero por una campaña LGTBI y pide dejar en el campo polÃtico estas discrepancias
Pujol de Castro aventura una posible explicación a estas diferencias: "En nuestro estudio, la difusión se ha llevado a cabo sobre todo a través de aso
Contenidos escasos, centrados en VIH e ITS, que apenas mejoran la preparación del estudiante e influyen "poco o nada" en su comodidad con estos pacientes.
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