50 secuelas covid: dos años después
soniamoreno
Lun, 25/04/2022 - 08:00
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Más de dos años después del inicio de la pandemia, repasamos las huellas que deja la covid. Ilustraciones: GABRIEL SANZ
50 secuelas covid: dos años después
Raquel Serrano/Sonia Moreno | Ilustrador: Gabriel Sanz
Hace un año, Diario Médico se puso en contacto con diferentes sociedades cientÃficas para contestar esta pregunta: ¿cuáles son las secuelas y los principales sÃntomas persistentes de la covid-19? Hoy volvemos a preguntar a estas fuentes expertas, si bien la situación es diferente a la de entonces: estamos vacunados (al menos en España), ómicron no es solo una letra del alfabeto griego y escribimos esto desenmascarados.Â
La inmunización generalizada y una nueva variante ayudan a explicar estas diferencias. Los datos apuntan a que ómicron produce cuadros más leves que delta, “siempre que se cuente con la pauta completa de vacunaciónâ€, destacan los expertos. Sin embargo, apuntan, la covid prolongada ocurre independientemente de la variante del virus que haya provocado la infección; aquà también la vacunación es clave: las personas con una o más dosis de vacuna contra la covid-19 tienen hasta un 49% menos de probabilidad de desarrollar covid prolongado tras la infección, según se destaca en este reportaje. Â
Recuperación
Gracias a los esfuerzos de médicos, profesionales sanitarios y cientÃficos, en general, los pacientes se recuperan gradualmente de la covid-19; la gran mayorÃa de ellos lo hacen por completo, aunque, como se ha mencionado, no ocurre siempre. TodavÃa existen incógnitas en torno al porcentaje minoritario de enfermos en quienes persisten sÃntomas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada diez infectados por coronavirus sufrirá el denominado covid persistente; la atención desde primaria y en unidades especializadas constituyen un papel primordial en la mejora de estos pacientes.  Â
Entre los sÃntomas que se detectan en la fase poscovid se encuentran pulmonares, como disnea, tos, fatiga; neurológicos, como la cefalea y la famosa niebla mental, frecuentes tras la fase aguda de la infección, y que normalmente desaparecen de forma espontánea. También se han descrito alteraciones cardiológicas, de carácter leve, y digestivas, como la diarrea, que suelen ser las más comunes y las que más se mantienen después de la fase aguda. A ello se añaden las psiquiátricas: ha habido un boom de trastornos mentales (anorexia, autolesiones, ansiedad, depresión) entre los adolescentes, sobre todo, lo que supone un cambio en el patrón de la primera ola, cuando las sufrieron más profesionales y familias afectadas.  Â
A medio y largo plazo
Una de las últimas revisiones, de la mano del investigador Guan Weijie -del Laboratorio Estatal Clave de Enfermedades Respiratorias de Guangzhou (China) y colaborador del epidemiólogo Zhong Nanshan, rostro de la lucha contra el coronavirus en China-, recoge también sÃntomas que pueden persistir a medio o largo plazo. Según la investigación, publicada este mes en Archivos de BronconeumologÃa, los sÃntomas o signos disminuyen progresivamente a partir de la semana 12 de la infección, pero en algunos casos fluctúan durante más tiempo. “Algunos pacientes informaron sÃntomas residuales de hasta 6 meses o más, especialmente aquellos con covid-19 graveâ€, escriben esos autores, y mencionan, junto a los ya citados, alteraciones persistentes del gusto y el olfato “a los 6 meses (7% y 11%, respectivamente), aunque se recuperan progresivamente a partir de entoncesâ€, y pérdida de cabello “en menos del 20% de los pacientes a los seis meses, mientras que disminuyó al 11% al añoâ€. También inciden en que “el 27% de los pacientes padecÃa un trastorno del sueño a los 6 meses y el 17% aún tenÃa insomnio al añoâ€.Â
No podemos olvidar que la pandemia ha dejado desde su inicio más de seis millones de fallecidos en todo el mundo y 500 millones de personas infectadas. La OMS sostiene que aún no ha acabado y la incertidumbre sobre las nuevas cepas que puedan surgir es legÃtima, cuando ni siquiera sabemos (es pronto) qué consecuencias a largo plazo puede tener la infección por la última variante del SARS-CoV-2 predominante.

fondo neumologÃa
1. NeumologÃa: persiste la disnea, pero variantes ‘leves’ rebajan la gravedadÂ
Raquel Serrano
Está descrito en la literatura que entre un 20-90% de los pacientes con infección por SARS-CoV-2 pueden presentar sÃndrome poscovid, siendo incluso más elevado en los pacientes que precisaron hospitalización. “Por suerte, son menos los pacientes que acuden a la consulta y además, con la evolución de las variantes a lo largo de la pandemia, las consultas suponen actualmente entre un 5-15%â€, según MarÃa Jesús BuendÃa GarcÃa, jefa de Sección de NeumologÃa del Hospital Universitario Infanta Leonor, de Madrid. Â
Claramente, la variante ómicron ha ocasionado menos gravedad de sÃntomas, siendo más leves tanto la disnea como la clÃnica catarral, y predominando la sintomatologÃa otorrinolaringológica como la afonÃa. “Esto ha hecho que, a menor gravedad, las secuelas sean también menores en comparación con variantes anteriores como la delta. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en pacientes comórbidos o con fragilidad respiratoria, las secuelas son más frecuentes y más graves comparado con pacientes sanosâ€, subraya la neumóloga, quien señala que, “por otro lado, hay un porcentaje de pacientes nada desdeñable que, a pesar de haber pasado una infección por covid-19 leve, presenta disnea residual y secuelas respiratorias a largo plazo, a pesar de que lo habitual sea que, a mayor gravedad de cuadro infeccioso, mayor probabilidad de persistencia de sÃntomasâ€.Â
Disnea persistente

Está descrito en la literatura que un 20-90% de los pacientes con infección por SARS-CoV-2 pueden presentar sÃndrome poscovid.
La disnea es la secuela neumológica más frecuente tras la infección por covid-19, seguida de la tos seca persistente y un patrón radiológico en vidrio deslustrado. “Es muy llamativa la presencia de disnea persistente incluso a pesar de no detectar alteraciones funcionales respiratorias ni radiológicas que la justifiquen en un primer momento. Pacientes que sufrieron un distrés respiratorio grave presentarÃan esta misma clÃnica más severa con una mayor limitación funcional por las propias secuelas pulmonares del distrés pulmonarâ€, destacan Beatriz Arias Arcos y Silvia MartÃn Bote, del Servicio de NeumologÃa del citado hospital. Â
El perfil de pacientes con disnea persistente secundaria a covid-19 suele darse en menores de 50 años. “No se trata de que no persista la disnea en población anciana, sino que por su condición de pluripatologÃa y/o polifarmacia puede pasar desapercibida, siendo más llamativa en población joven previamente sanaâ€, puntualizan las neumólogas, destacando que las actuales terapias, ya sean orales o intravenosas, se basan fundamentalmente en disminuir la gravedad del cuadro y, como consecuencia, sus secuelas. Las guÃas recomiendan el regreso a la actividad habitual de forma precoz y evitar la inmovilización prolongada. En caso de que persistan secuelas respiratorias, la fisioterapia respiratoria es fundamental para la recuperación.Â
En cuanto a la repercusión de las vacunas, BuendÃa dice que, actualmente están diseñadas para evitar el contagio y la transmisión del virus o disminuir la gravedad de la covid-19 en caso de infección. “Atenuando la gravedad del cuadro, se disminuyen las posibles secuelas. Aun asÃ, están en progreso estudios para cuantificar el desarrollo y caracterizar las secuelas en pacientes vacunadosâ€. Â
Tres meses después del pico más alto de la pandemia, los profesionales de NeumologÃa del Infanta Leonor abrieron una consulta monográfica de secuelas poscovid en la que se realizan, según las necesidades de cada paciente, ecografÃa torácica, espirometrÃa y TAC de tórax para caracterizar y cuantificar las secuelas pulmonares, lo que pone de relieve la importancia del seguimiento. “Además, estamos en contacto estrecho con otros especialistas, incluyendo Rehabilitación, para poder favorecer la óptima recuperación de los pacientes y la valoración global de las secuelas del sÃndrome poscovidâ€.Â

fondo neurologÃa
2. NeurologÃa: rehabilitación cognitiva y fÃsica, útil en la cefalea poscovidÂ
Sonia Moreno
“Los sÃntomas neurológicos están entre las manifestaciones no respiratorias más frecuentes de la infección por covid-19, tanto en la fase aguda como en la fase poscovid. En la aguda, cefalea, anosmia, mialgias y encefalopatÃa son los más comunes. Algunos, como la cefalea, parecen asociarse a la respuesta inmunitaria sistémica contra el virus, de ahà que sean más frecuentes en pacientes con formas menos graves y con mejor pronóstico. Otros pueden ser secundarios a la afectación multisistémica, hipercapnia y fallo multiorgánico, como la encefalopatÃa, siendo marcador de peor evoluciónâ€, expone David GarcÃa AzorÃn, vocal de la Sociedad Española de NeurologÃa (SEN). Â
“En el poscovid, se observa una clara tendencia hacia la mejorÃa progresiva, especialmente en aquellos sÃntomas que se asociaron a la respuesta del sistema inmune, si bien existe un pequeño porcentaje de pacientes, un 15-20%, que sigue padeciendo cefalea varios meses después de la fase aguda. En cuanto a los sÃntomas cognitivos, la famosa niebla mental o cerebral, están entre los más frecuentes una vez superada la fase aguda de la infección y también tiene una clara tendencia a disiparse de manera espontánea. En la evaluación neuropsicológica suelen observarse déficits de predominio en atención y velocidad de procesamiento, y en los estudios de neuroimagen convencional es excepcional encontrar anomalÃas estructurales que los justifiquen, un hecho común en la mayorÃa de manifestaciones neurológicas. Actualmente, se está investigando en la evaluación a nivel microestructural, bien con análisis especÃfico de la sustancia gris y blanca cerebrales, o bien de la conectividad cerebral; asà como en la evaluación de biomarcadores que puedan sugerir una posible neurodegeneración. Los primeros estudios sugieren diferencias respecto de los controles, sin que quede clara su causa y apuntando a un posible papel de la pérdida de aferencia sensorial, puesto que muchas de las áreas en las que se han encontrado diferencias son regiones relacionadas con la olfacciónâ€.  Â
Vacunación generalizada
La vacunación generalizada, desde el punto de vista neurológico, parece haber reducido la duración e intensidad de algunas manifestaciones neurológicas (cefalea, anosmia o mialgias); mientras que otras (encefalopatÃa, cuadros cerebrovasculares) son mucho menos habituales, probablemente por la menor frecuencia de cuadros graves. “Respecto de los sÃntomas de nuevo descubrimiento, afortunadamente no hemos tenido nuevas sorpresas en cuanto al virus, tal vez la más destacable sea el sÃndrome de trombosis con trombocitopenia asociado a las vacunas con vectores no replicantes de adenovirus. En cuanto a otros efectos adversos, en un gran estudio realizado en los Estados Unidos de América, durante los primeros seis meses de vacunación, durante los que se administraron 306 millones de dosis, se reportaron al sistema de farmacovigilancia estadounidense 105.000 (0,03%) efectos adversos neurológicos. Algunos efectos temidos, como el sÃndrome de Guillain-Barré o la trombosis de senos venosos cerebrales fueron notificados con una tasa menor a un caso por cada 1.000.000 de dosis. En este estudio se observó que la frecuencia de esos mismos efectos adversos era hasta 617 veces superior después de la infección por covid-19 comparado con la frecuencia después de la vacunaciónâ€.      Â
Con respecto a las secuelas, entendidas como sÃntomas o signos que son debidos a un daño estructural del sistema nervioso, “se observan en pacientes que han tenido cuadros generalmente vasculares o inflamatorios graves. En estos pacientes, las secuelas tienen una expresión clÃnica y un manejo similar al de las secuelas que puedan presentar otros pacientes no afectos de covidâ€.Â
Estudio multicéntrico

La cefalea parece asociarse a la respuesta inmunitaria sistémica contra el virus.
En los sÃntomas persistentes, definidos como aquellas manifestaciones donde no se ha podido demostrar un daño “estructuralâ€, pero que el enfermo los refiere, “los estudios que incluyen un seguimiento a más largo plazo observan que sigue habiendo un ligero declinar en la frecuencia de enfermos con sÃntomas persistentes, pero la curva tiende a aplanarse y la mejorÃa se hace más lenta que en las semanas inmediatamente posteriores a la fase aguda. Esto se ha observado, por ejemplo, en el caso de la cefalea en un estudio colaborativo entre seis hospitales españoles que evaluó 905 pacientes sobre un total de más de 3.700 casos, describiéndose que cuando el paciente no habÃa mejorado tras dos meses, lo más frecuente era que presentase una evolución hacia la cronicidad, de ahà la importancia de plantear tratamientos que favorezcan la mejorÃa en esos pacientesâ€.Â
En la consulta
Las secuelas de la covid son hoy motivo de consulta frecuente, destaca GarcÃa AzorÃn, lo que “sumado a las consecuencias de la pandemia, por la interrupción de los programas de estimulación cognitiva y la notable menor actividad fÃsica de muchos pacientes, ha empeorado la situación clÃnica y la calidad de vida de muchas personas con enfermedades neurológicasâ€. El especialista de la SEN apunta que “en algunos centros se ha decidido crear unidades especÃficas de neuro-covid, puesto que muchos pacientes presentan manifestaciones múltiples y su abordaje es relativamente similar, mientras que en otros centros dichos pacientes se han diluido entre las demás consultas. A falta de tratamientos especÃficos, muchos pacientes se manejan a semejanza de pacientes con fenotipos similares. Por ejemplo, en el caso de la cefalea, se suelen emplear tratamientos para la migraña en el caso de que el fenotipo de la cefalea sea más bien migrañoso, mientras que se priorizan otros habituales en la cefalea tipo tensión si el fenotipo es más bien parecido a una cefalea tipo tensión. Un tratamiento que está dando buenos resultados pero que requiere de recursos, tiempo y paciencia son todos los tratamientos de rehabilitación cognitiva y fÃsica, que, por desgracia, no siempre están disponibles para los pacientesâ€.    Â
El impacto de la covid en la función cognitiva es objeto de investigación médica, no obstante, “la mayorÃa de estudios reportan series con un número de pacientes bajo y con frecuencia sin un adecuado grupo control. Casi todos los estudios reportan diferencias desfavorables para el grupo de pacientes covid, con peor ejecución en tareas de atención, velocidad de procesamiento, función ejecutiva y en ocasiones lenguaje. Un meta-análisis que evaluó 27 estudios, con un total de 2.049 individuos, observó al comparar sujetos con y sin infección por covid que la puntuación en el test MoCA era inferior en pacientes con la infección, con un efecto sumatorio asociado a la edad, siendo mayor la diferencia cuanto mayor fuera la edad de los pacientes estudiadosâ€.  Â
“Algunos estudios disponen de cohortes de pacientes con datos previos a la infección, observando un mayor empeoramiento en aquellos pacientes que han sufrido la infección que en los que no la han padecido. Esto es especialmente importante, ya que la propia pandemia supone un efecto muy negativo para la cognición de prácticamente todo el mundo, debido a la peor calidad de sueño, cambios en la actividad cognitiva, mayor estrés, peor alimentación, menor actividad fÃsica y la interrupción del seguimiento médicoâ€.   Â
Tras la UCI
En cuanto a los pacientes con covid grave que requirieron hospitalización o incluso ingreso en UCI “es frecuente que en el periodo inmediatamente posterior al ingreso su situación cognitiva sea peor, no obstante, esto es habitual en supervivientes de procesos graves, infecciosos o de otra Ãndole. A medio y largo plazo esas diferencias se suavizan y no existe una correlación clara entre la gravedad de la infección covid y la intensidad de las quejas cognitivas, puesto que muchos pacientes han padecido infecciones paucisintomáticas. La atención de estos pacientes a largo plazo es importante, puesto que muchos pueden tener dificultades cognitivas que repercutan en su actividad laboral y una correcta evaluación puede tener implicaciones médico-legales. Es importante además evaluar la situación de partida, puesto que desconocemos los efectos que el virus pueda tener a más largo plazo, siendo necesarios estudios a medio y largo plazo para evaluar sus consecuenciasâ€.    Â
IctusÂ
“Durante los meses más duros de la pandemia se observó un descenso notable en la frecuencia de visitas a urgencias, que no fue tal para algunas patologÃas como el ictus o el infarto de miocardio. En algunas series se describió un descenso en el número de casos leves, manteniéndose la frecuencia de eventos graves, no obstante, se ha observado que muchos de esos casos leves acabaron consultando semanas después. Durante el inicio de la pandemia se observó un ligero aumento de frecuencia de ictus, con mayor porcentaje de ictus en personas infectadas, de etiologÃa no atribuible a las tÃpicas causas, en edades inusuales y con una gravedad algo mayor, lo cual se relacionó con la infección y un posible daño endotelial del virus y de un estado protrombótico, observado también por el aumento de trombosis venosas y arteriales respecto de la población no infectada. La frecuencia de este tipo de ictus ha disminuido y en la actualidad, como otras manifestaciones, son menos habitualesâ€.  

fondo cardiologÃa
3. CardiologÃa: menos complicaciones cardiovasculares en la infección aguda  Â
Raquel Serrano
Las secuelas y afectaciones cardiológicas y cardiovasculares que se observaron durante la primera ola de la pandemia se siguen manteniendo actualmente. “SÃ, las secuelas son las mismas. Otro aspecto es la afectación cardiovascular durante la infección aguda. Al tratarse de casos más leves, estamos observando una menor incidencia de complicaciones cardiológicasâ€, destaca José MarÃa Gámez, presidente de la Asociación de CardiologÃa ClÃnica de la Sociedad Española de CardiologÃa (SEC) y cardiólogo en el Hospital Universitario Son Llatzer, de Palma de Mallorca. Â
No obstante, matiza que, tal y como recogen diversos estudios, “se siguen produciendo arritmias como la fibrilación auricular, procesos inflamatorios como pericarditis y miocarditis, y cuadros de insuficiencia cardiaca y procesos tromboembólicosâ€, dentro de los de mayor gravedad.Â
Virus y vulnerabilidad

Haber pasado la covid-19 incrementa el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Hasta la fecha, y según el cardiólogo, se sabe que la variante ómicron produce casos más leves que la delta, “siempre que se cuente con la pauta completa de vacunación. Sin embargo, el covid prolongado ocurre independientemente de la variante del virus que haya provocado la infección. En este sentido, no hay evidencia de diferencias entre variantesâ€.Â
Una mayor vulnerabilidad para presentar secuelas a largo plazo se relaciona, según sugiere un reciente estudio en Nature Medicine, con “haber pasado la covid-19, pues incrementa el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares como miocarditis y pericarditis, tromboembolias, infartos o insuficiencia cardiaca, independientemente de la gravedad de la infección aguda, de la edad y de no tener patologÃas previasâ€.Â
El desarrollo de vacunas sà parece haber aportado ciertas mejoras en relación con los efectos de la infección a largo plazo. Â
Un reciente estudio realizado en Reino Unido pone de manifiesto que “las personas que han recibido una o más dosis de vacuna contra la covid-19 tienen hasta un 49% menos de probabilidad de desarrollar covid prolongado tras la infecciónâ€. A pesar de que la inmunización basada en ARN modificado se ha relacionado con la aparición de miocarditis,“ en casos aislados, generalmente en varones jóvenes, en los siguientes 14 dÃas tras la segunda dosis, habitualmente han tenido una buena evolución clÃnicaâ€. Â
En relación con el porcentaje actual que en las consultas cardiológicas representan los pacientes con alteraciones por long covid, el también profesor de CardiologÃa de la Facultad de Medicina de la Universidad de las Islas Baleares señala que no hay registros al respecto. Â
“Aunque se estima que la prevalencia de covid persistente se sitúa en un 10%, hasta la fecha no hay datos sobre ese porcentaje de afectados. Probablemente sean más casos de los que creemos, pues los pacientes consultan por sÃntomas diversos (dolor torácico, disnea, palpitaciones, entre otros) que pueden atribuirse a cardiopatÃas concretasâ€.Â
De cualquier forma, la atención a estas personas debe ser una prioridad a través del desarrollo de unidades o consultas especÃficasâ€. Â
Unidades especÃficas
Para el adecuado manejo de estos pacientes, serÃa necesario desarrollar unidades multidisciplinares que agruparan a diferentes especialidades con el objetivo de diagnosticar y tratar de forma transversal y efectiva. “Sin estas unidades el paciente puede acabar yendo de especialista en especialista sin llegar a un diagnóstico definitivoâ€.Â
También se ha descrito el sÃndrome de covid persistente en la edad pediátrica. Suelen ser adolescentes o preadolescentes con cuadros de astenia, febrÃcula mantenida y cefalea. “En algunos casos, estas manifestaciones podrÃan confundirse con sÃntomas por ansiedad en el contexto de aislamiento vital de esta población durante la pandemia, por lo que podrÃa existir un infradiagnósticoâ€.  Â

fondo hematologÃa
4. HematologÃa: El dilema ante el virus persistente en el paciente oncohematológicoÂ
Sonia Moreno
Las complicaciones hematológicas asociadas a la covid-19 más frecuentes son los eventos tromboembólicos, si bien todo apunta a que han disminuido con respecto a las primeras olas de la pandemia, según comenta Ramón Lecumberri, de la Sociedad Española de HematologÃa y Hemoterapia (SEHH), y apunta entre los factores que pueden explicarlo al cambio de la cepa predominante del virus, al hecho de que la inmensa mayorÃa de la población esté vacunada (al menos en España), la mejora de los tratamientos de soporte a los pacientes con covid, asà como la disponibilidad de nuevas armas terapéuticas frente al virus. Sin datos exactos sobre la incidencia de complicaciones tromboembólicas, la estimación es que ahora es “muy parecida a la que se observa en otros pacientes hospitalizados por un proceso infeccioso agudoâ€. Mucho menos frecuente es la púrpura trombocitopénica autoinmune, un cuadro que se maneja de forma similar a las trombocitopenias inmunes producidas por otras patologÃas.Â
Las guÃas clÃnicas para prevenir la enfermedad tromboembólica en pacientes con covid se actualizan prácticamente en tiempo real. “Hay ensayos que comparan las dosis estándar de tromboprofilaxis con heparina frente a dosis superiores en paciente crÃtico (UCI) y en paciente en planta convencional. En el enfermo en UCI no se ha visto un beneficio de las dosis superiores con respecto a las profilácticas estándar, mientras que en el paciente en planta sà hay datos que sugieren que al menos algunos de ellos se podrÃan beneficiar de dosis más altas de heparina, incluso de dosis terapéuticas aunque no hayan sufrido trombosis. Algunas guÃas empiezan a incorporar esos resultados a sus recomendacionesâ€, explica Lecumberri. “El problema es que se han obtenido en pacientes incluidos en ensayos en las primeras oleadas pandémicas y ahora nos encontramos en un escenario distintoâ€, matiza sobre las cuestiones y dudas que inevitablemente surgen a medida que evoluciona la pandemia. Entre las recomendaciones consensuadas está el que los pacientes anticoagulados que se infectan por el coronavirus continúen con su tratamiento, salvo que surja contraindicación o complicación hemorrágica.Â
Raros cuadros asociados a vacunas

En pacientes oncohematológicos las vacunas consiguen unas respuestas muy pobres.
Con la vacunación se redujeron los casos graves de covid y, por tanto, sus peores complicaciones, aunque también saltaron a la palestra dos raros trastornos hematológicos: la ya conocida trombocitopenia autoinmune (que también puede aparecer por la propia covid, además de asociada a cualquier inmunización) y lo que se ha denominado trombocitopenia trombótica inducida por vacuna (VITT). Este infrecuente trastorno -unos 8-10 casos por millón de vacunas administradas- se caracteriza por una trombocitopenia junto a fenómenos trombóticos crónicos (en localizaciones atÃpicas, como cerebro y abdomen), relata Lecumberri. El sÃndrome se vio asociado a vacunas vectorizadas con adenovirus y, sobre todo, tras la primera dosis. “En España se han dejado de emplear ese tipo de vacunas, por lo que no vemos cuadros de VITT en nuestro medioâ€. Â
Preocupación
Un motivo de preocupación es el hecho de que en los pacientes oncohematológicos las vacunas consiguen unas respuestas muy pobres, “algunos no responden en absolutoâ€, recuerda este especialista de la ClÃnica Universidad de Navarra. Como consecuencia, al infectarse por el virus, les cuesta mucho eliminarlo. “Sin presentar necesariamente una sintomatologÃa relevante, tienen persistentemente cargas virales elevadas, lo que nos complica la continuidad de los tratamientos para sus procesos de baseâ€. Â
En esos pacientes se plantea la decisión de reanudar o no el tratamiento, poniendo en la balanza riesgo y beneficio, o la de recurrir a las nuevas terapias antivirales (no siempre fácilmente accesibles).Â

fondo ORL
5. OtorrinolaringologÃa: alteraciones de olfato y gusto, menos frecuentes con ómicronÂ
Sonia Moreno
Más de dos años desde la aparición del SARS-CoV-2, “las alteraciones del olfato y del gusto siguen siendo sÃntomas de la covid-19 provocadas por la variante ómicron, aunque con menos frecuencia que en las anteriores variantesâ€, expone Pablo Parente, presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales de la Sociedad Española de OtorrinolaringologÃa y CirugÃa de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC), y cita el estudio ZOE, publicado este mes en The Lancet, con Cristina Menni, del King’s College London, como primera autora, donde “la prevalencia de alteraciones del olfato en pacientes infectados por la variante ómicron es del 17%, frente al 52% con la variante deltaâ€.Â
Las investigaciones realizadas a lo largo de este tiempo aportan más información sobre las causas que relacionan el SARS-CoV-2 con estos sÃntomas. “Se ha observado que el neuroepitelio olfatorio expresa ACE2 y TMPRSS2, que son las proteÃnas de membrana a las que se fija el SARS-CoV-2 para introducirse en la célulaâ€, explica el otorrinolaringólogo. “Sin embargo, ni las neuronas sensoriales olfatorias ni las neuronas del bulbo olfatorio expresan estos genes, que sà se expresan en las células de soporte, las células madre y las células perivasculares. El daño de estas células conduce a la alteración del proceso de olfacción, bien impidiendo que las moléculas se unan al receptor especÃfico de la neurona sensorial (lo que supondrÃa un daño leve y de corta duración) o bien lesionando secundariamente las neuronas. La severidad del daño producido se reflejarÃa en la intensidad de la alteración olfatoria y en su duraciónâ€.Â
La irrupción y expansión de la variante ómicron no ha supuesto grandes cambios en las caracterÃsticas clÃnicas de la infección en el área de la ORL, comparada con la variante delta, “salvo que el dolor de garganta es más frecuente y la pérdida de olfato menos prevalente en las personas infectadas por ómicron. Sin embargo, si se compara con las primeras variantes, tanto la variante delta como la ómicron tienen una mayor expresión clÃnica en nuestra área, presentando de forma frecuente rinorrea (80%), obstrucción nasal (70%), estornudos (60%) y disfonÃa (42%)â€.Â
Rehabilitación olfativa
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El neuroepitelio olfatorio expresa ACE2 y TMPRSS2, proteÃnas a las que se fija el SARS-CoV-2 para introducirse en la célula.
Según los datos publicados por Lechien,“las alteraciones olfativas persisten en un 4,7% de los pacientes con anosmia por covidâ€. En los casos de persistencia de la anosmia, puede contemplarse la rehabilitación, pues “existe suficiente evidencia cientÃfica que soporta el uso de la rehabilitación olfativa para el tratamiento de la anosmia. Sin embargo, debemos saber que, aunque en la mayor parte de los pacientes se registra una mejorÃa significativa de la función, en la mayor parte de los pacientes en los que la anosmia persiste más allá de los 6 meses, esta mejorÃa no es completa y en algunos afectados es mÃnima o no llega a producirseâ€.Â
Sobre el potencial impacto positivo de la vacunación en estas alteraciones asociadas a la covid, el especialista de la SEORL-CCC afirma que, “si tenemos en cuenta el mecanismo de acción de las vacunas de ARNm, no es lógico inferir que puedan tener mucho efecto en células alojadas en las fosas nasales, punto de entrada del virus. Se postula que la disminución de la incidencia de alteraciones olfativas en la variante ómicron está relacionada con los cambios en el spike y el mecanismo de unión a las células de soporte del epitelio olfatorioâ€.Â

fondo interna
6. Medicina Interna: Tras una definición más robusta del sÃndrome poscovidÂ
Sonia Moreno
Los sÃntomas persistentes tras la covid que se ven con más frecuencia son “astenia, con importante intolerancia al ejercicio fÃsico, polipnea y disnea, y dolor generalizado, sobre todo mialgiasâ€, enumera Esther del Corral, de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), a los que añade también -aunque con menor frecuencia que los anteriores- ciertas alteraciones neurocognitivas (niebla mental, cefalea y sÃntomas relacionados con la disautonomÃa, sobre todo, taquicardia). En la exploración “se objetivan pocas alteraciones orgánicas. Rara vez las pruebas complementarias son patológicas. Para ellos es muy frustrante tener tantos sÃntomas, algunos invalidantes, y que las pruebas no objetiven ninguna anomalÃaâ€. Â
Los sÃntomas enumerados están entre los más habituales, pero se han llegado a describir 200 diferentes. El predominio de nuevas variantes, como ómicron, no parece haberlos cambiado, aunque, puntualiza Del Corral, “para hablar de las consecuencias de ómicron es todavÃa prontoâ€.Â
Cifrar la frecuencia de esos sÃntomas es una tarea complicada, pues los criterios varÃan según se hable de covid persistente o de poscovid, al margen de que los estudios epidemiológicos realizados tienen metodologÃa dispar; algunos sitúan esos trastornos en un 5-10%, o incluso un 20%. “Mi sensación es que están algo sobreestimadas. Por ejemplo, en Aragón ha habido unos 400.000 pacientes con covid agudo, lo que nos harÃa suponer unos 40.000 pacientes con covid persistente. Tenemos un código especÃfico para ellos en atención primaria desde noviembre y dista mucho de estas cifras. Hacen falta estudios de buena calidadâ€. Â
También es difÃcil establecer un plazo para la recuperación, si bien la internista del Hospital Royo Villanova, de Zaragoza, señala que en consultas la tendencia es a la mejorÃa a los 3-9 meses, o el año, aunque en las asociaciones de pacientes también ven algunos donde persisten sÃntomas durante dos años. Recuerda que el 6 de octubre de 2021 la OMS publicó un documento de consenso sobre el sÃndrome postcovid un tanto vago a la hora de determinar duración, sÃntomas o alteraciones de la funcionalidad. “En España, Sanidad, mediante metodologÃa Delphi, está trabajando con un grupo de expertos multidisciplinar en una definición. Mi opinión es que ahora un paciente con anosmia persistente entra en la definición de condición poscovid y otro con astenia, disnea, intolerancia al ejercicio fÃsico y disautonomÃa también, aunque el impacto en su vida diaria desde luego no es el mismo. La definición deberÃa incluir un número mÃnimo de sÃntomas, o unos criterios y su impacto en calidad de vida y funcionalidad; o al menos deberÃamos trabajar en criterios de gravedadâ€. Â
Menos daño orgánicoÂ

No hay un tratamiento que haya demostrado beneficio para la condición poscovid.
La vacunación ha impactado en las secuelas, entendidas como un daño orgánico objetivado, “porque han disminuido muchÃsimo los casos graves y por lo tanto el daño orgánico derivado de ellos (fibrosis pulmonar tras distrés respiratorio, polineuropatÃa del enfermo grave tras ingreso en UCI, hipertensión pulmonar tras tromboembolismo pulmonar, entre otros)â€. Se necesitan estudios comparativos en pacientes con y sin vacuna previa para determinar si ese efecto positivo se extiende también a los sÃntomas persistentes.Â
Sobre las consultas poscovid, opina que “la mayorÃa de los pacientes pueden seguirse en Atención Primaria, que es garante de la atención integral y de la accesibilidadâ€, y que al hospital solo deberÃan llegar casos complejos o en los que descartar otra enfermedad; destaca la importancia de establecer circuitos para la comunicación entre niveles asistenciales, asà como criterios de derivación. La internista reconoce que “no hay un tratamiento que haya demostrado beneficio para esta condición. Eso a veces hace que sea algo frustrante la atención, porque tenemos poco que ofrecerâ€.Â

fondo digestivo
7. Digestivo: dolor abdominal y diarrea se alargan en el 43% de afectadosÂ
Raquel Serrano
Luis Bujanda, catedrático de Medicina en la Universidad del PaÃs Vasco y jefe del Ãrea de Enfermedades Hepáticas y Gastrointestinales del Instituto Biodonostia, hace un recorrido a través de los dos últimos años de pandemia diferenciando, por un lado, los enfermos que han tenido secuelas, por ejemplo fibrosis pulmonar tras infecciones pulmonares graves, y por otro, los sÃntomas persistentes a largo plazo en personas que han pasado la infección. Â
“En general el número de infectados en todas las olas ha incrementado la prevalencia tanto de infectados como de enfermos graves; los que han requerido hospitalización. Por tanto, la prevalencia de personas afectadas por secuelas y sÃntomas persistentes ha aumentadoâ€.Â
Corto y medio plazoÂ

Los sÃntomas persistentes son más probables en mujeres en edades medias de la vida.
Durante este tiempo, considera que se han mantenido las mismas alteraciones digestivas. “Entre un 12-17% de los pacientes con infección aguda por covid-19 presentan sÃntomas gastrointestinales, fundamentalmente diarrea, náuseas y vómitos y dolor abdominal. Estas manifestaciones perduran largos periodos, más de 6 meses en más de un tercio de los pacientesâ€.Â
Precisamente, las secuelas de la infección son más importantes en los pacientes más graves, como personas mayores de 70 años, varones y con comorbilidades. “Los sÃntomas persistentes pueden darse, sin embargo, en cualquier grupo de edad, aunque más probablemente en mujeres en edades medias de la vidaâ€. Â
En estos momentos, y al igual que en la primera ola, las complicaciones y secuelas de tipo digestivo no suelen comprometer la vida del paciente. Las más frecuentes y graves, señala Bujanda, son las que afectan al pulmón como la fibrosis o los trastornos tromboembólicos. “Otras no despreciables son las secuelas a nivel cardiaco como las producidas por miocarditis o derrames pericárdicosâ€.Â
Los estudios en los que se evalúa si las infecciones originadas por ómicron han reducido o aumentando las secuelas son reducidos, pero “parece que no ha habido nuevas secuelas ni variación en la prevalencia de la sintomatologÃa a largo plazo en los pacientes infectados por estas variantesâ€.Â
En cambio, todo parece indicar que la vacunación ha ejercido un efecto positivo. “Lo lógico es pensar que sÃ. Las vacunas han conseguido disminuir las infecciones en general y las infecciones graves, por lo que también es posible que las secuelas provocadas por la covid-19 sean menoresâ€.Â
En estos momentos, y según los datos que maneja el catedrático, en las consultas de Aparato Digestivo el número de las relacionadas con covid persistente es bajo. Â
SÃntomas diariosÂ
Sin embargo, recientes estudios han observado que el 43% de las personas que presentan clÃnica gastrointestinal durante la infección siguen teniendo sÃntomas digestivos seis meses después de haber pasado la infección. “Fundamentalmente dolor abdominal y diarrea, cuadros que en un tercio de los afectados se produce a diarioâ€.Â
A pesar de que a dÃa de hoy no parece necesaria la implantación de consultas especÃficas de diagnóstico, tratamiento y seguimiento de las secuelas de la covid-19 en esta especialidad, es evidente que “diagnosticaremos pacientes con sÃndrome de colon irritable y sÃndrome dispéptico funcional tras la infección por covid-19. No podemos precisar en este momento el número de pacientes que consultarán por estos trastornos, pero pensamos que será reducidoâ€. Â
Más tajante se muestra en cuanto a esta atención especÃfica para otro tipo de sintomatologÃa. “La respuesta es sÃ. Se sabe que hay un número importante de pacientes con secuelas de la infección en los es necesario realizar seguimiento de las lesiones, por ejemplo, pulmonares o cardiacasâ€. Y sin olvidar que entre un 10-20% de pacientes han pasado la infección con sÃntomas persistentes, “algunos de ellos de gran severidad y que les impiden realizar su trabajo y actividades diarias. Para estos últimos, son muy necesarias las consultas centralizadas especializadasâ€.Â

fondo dermatologÃa
8. DermatologÃa: cinco patrones cutáneos que varÃan con la evolución de la pandemiaÂ
Sonia Moreno
“No contamos con registros que reflejen con exactitud el porcentaje de infectados que presentan manifestaciones cutáneas. Tampoco conocemos la variación exacta en su frecuencia a lo largo de la evolución de la pandemia y con la aparición de nuevas variantes del virus. Sin embargo, parece que las manifestaciones cutáneas no son tan numerosas como lo fueron durante los primeros meses de pandemiaâ€, afirma Cristina Galván, principal autora del estudio Covid Piel de la Academia Española de DermatologÃa y VenereologÃa (AEDV).Â
La diferencia con respecto a las olas previas puede explicarse, indica la dermatóloga, por las mutaciones del SARS-CoV-2 y la inmunidad adquirida (por infección o vacuna), o porque se ha dejado de tratar la enfermedad con ciertos medicamentos, como la hidroxicloroquina, entre otros factores.Â
Variabilidad
Al igual que en otros órganos, la covid-19 se comporta en la piel con una enorme variabilidad entre unos casos y otros. No obstante, “hay cinco patrones caracterÃsticos, mucho más habituales. Cada uno relacionado de forma significativa con un grupo de edad, un momento evolutivo de la enfermedad y un grupo de gravedad sistémica asociada. Por ejemplo, el patrón llamado livedo-necrótico se encuentra en pacientes más graves y de mayor edad, y el patrón similar a sabañones, aparece de forma muy tardÃa respecto a la infección, en casos muy leves o sin sÃntomas y es propio de niños y jóvenes. Si no tenemos en cuenta los diferentes grupos, algunos autores consideran que el patrón urticariano (con presencia de habones) es el más frecuente. Los otros dos patrones son el vesiculoso y el maculopapulosoâ€.Â
Afectación vascular

Las manifestaciones cutáneas no parecen tan numerosas como en los primeros meses de pandemia.
Sobre las manifestaciones más frecuentes de la fase poscovid, que podrÃamos llamar secuelas, señala que “la caÃda intensa de cabello -efluvio telógeno- en convalecientes es muy habitual. Asusta mucho, pero se recupera bienâ€. De hecho, las manifestaciones cutáneas, “salvo las cicatrices secundarias a lesiones más destructivas, como las necrosis asociadas a los casos más graves, remiten en más o menos tiempoâ€.Â
Entre las hipótesis que explicarÃan esas manifestaciones, están ciertos medicamentos; alteraciones inmunológicas del paciente inducidas por la enfermedad que reactivan otros virus latentes (como el herpes); el daño directo del virus sobre células de la piel; reacciones inmunitarias sistémicas que generan erupciones cutáneas (urticaria o lesiones similares a sabañones). Â
Además, “cada vez hay mayor evidencia de que el recubrimiento interior del vaso sanguÃneo, el endotelio, es una diana preferente para el SARS-COV-2â€. Este daño endotelial puede estar también relacionado con muchas erupciones. Finalmente, “la irregularidad en el sistema de coagulación en los pacientes más graves serÃa la causa de las manifestaciones de livedo-necrosisâ€.Â
La covid-19 también puede inducir la aparición de novo o empeorar dermatopatÃas previas, como ocurre en psoriasis, en cuya patogenia, al igual que en la de la covid, están implicadas las interleucinas. Son potenciales rebrotes ante los que estar “muy pendientesâ€.Â
Las reacciones cutáneas tras las vacunas coinciden en muchos casos con las descritas en la infección, algo lógico, explica la especialista, si se tiene en cuenta que la causa puede ser una reacción inmunitaria.Â
Una de las reacciones más registradas es el herpes zóster. “El cambio en la inmunidad que genera, tanto la covid-19 como la vacuna, puede ser una circunstancia que favorezca la reactivación de estos virusâ€.Â

fondo oftalmologÃa
9. OftalmologÃa: sin información del influjo de las nuevas variantes del virusÂ
Raquel Serrano
Por suerte, son escasas las secuelas oftalmológicas detectadas en la gran mayorÃa de los pacientes que han pasado la infección por SARS-CoV-2. No obstante, una de las complicaciones más importantes asociada a la infección es la afectación vascular de la retina, más frecuentemente, en forma de trombosis venosas retinianas. “Esta patologÃa ocular se asocia al estado procoagulante asociado a la enfermedad, y puede tener repercusión variable sobre la visión según la gravedad de cada casoâ€, según Bárbara Burgos Blasco y Noemà Güemes Villahoz, del Servicio de OftalmologÃa del Hospital ClÃnico de Madrid. Â
Incidencia infradiagnósticada

Una de las complicaciones más importantes asociada a la infección es la afectación vascular de la retina.
De la misma forma, y según la evidencia de la que dispone esta especialidad, hasta el momento no se han encontrado cambios importantes en cuanto a las complicaciones oculares asociadas a la covid-19 con las nuevas cepas del SARS-CoV-2.Â
Consideran posible que la variante ómicron, que en general es más leve a nivel sistémico, asocie menos complicaciones oftalmológicas. “No obstante, no disponemos de suficientes datos hasta la fecha como para poder confirmar esta hipótesisâ€. Â
Pero los hechos están ahÃ: en la primera ola, uno de cada diez pacientes presentaba conjuntivitis asociada a la covid-19, según los hallazgos pioneros del equipo de OftalmologÃa del Hospital ClÃnico, que en la primera ola pandémica ya describió la presencia de conjuntivitis en los pacientes que ingresaban por coronavirus en este centro. Â
En estos últimos meses, “consideramos que los pacientes con la enfermedad presentan, probablemente, menos conjuntivitis, hecho que puede explicarse por diversos factores, según las oftalmólogas: “Su incidencia está infradiagnosticada por la menor gravedad de la mayorÃa de los cuadros de covid-19, lo que ha reducido las consultas médicas relacionadasâ€. Â
Puesto que la mayorÃa de las secuelas oculares derivadas de la enfermedad son generalmente subclÃnicas, “no se requiere un manejo especÃfico. No es asà en casos que presentan complicaciones oculares más graves asociadas a la infección, por suerte bastante infrecuentes, donde se maneja según la patologÃa especÃficaâ€. Â
Según Burgos y Güemes, también “se desconoce, por el momento, el perfil concreto de pacientes que es más propenso a sufrir alteraciones oculares asociadas a la infección. En el caso concreto de la población pediátrica, por lo general, las manifestaciones oftalmológicas son menos frecuentes. No obstante, se precisan más estudios en población pediátricaâ€. Â
Además de la conjuntivitis, los oftalmólogos también describieron en anteriores olas epidémicas alteraciones en la motilidad ocular, aumento de lesiones vasculares retinianas, como trombosis venosas, por ejemplo, e incluso raros casos de inflamación ocular o uveÃtis. Â
¿Y a largo plazo?
Uno de los últimos signos en sumarse a la lista de secuelas, según informa el último número de JAMA, es la oclusión venosa de la retina (OVR), descrito por investigadores de la Universidad de Michigan, Estados Unidos, quienes, no obstante, matizan en el trabajo que “estos eventos siguen siendo raros y, en ausencia de controles aleatorios, no se puede establecer una relación de causa y efectoâ€. En estos momentos no se dispone de estudios consolidados sobre las consecuencias del SARS-COV-2 sobre la salud ocular a largo plazo. Los datos observados siguen siendo preliminares, pero afortunadamente tampoco existe una evidencia sólida sobre la existencia de interacciones con otras enfermedades o patologÃas sistémicas.Â

Los adolescentes, que empezaron a mostrar alteraciones a finales de 2020, mantienen una elevada incidencia y demanda de asistencia.
10. PsiquiatrÃa: salud mental, estable en sanitarios, pero crece en adolescentesÂ
Raquel Serrano
Marzo de 2020. Los hospitales empiezan a recibir a miles de personas infectadas por el nuevo coronavirus SARS-Cov-2. Se desconoce casi todo de su acción, de lo que ocasiona, de lo que puede acarrear en el futuro para la salud. Lo único cierto es que los sanitarios se enfrentan a saturación y muerte entre los afectados. Y el estado anÃmico entre ellos, debido al miedo a contagiarse de un virus que ocasiona enfermedad grave y a interminables jornadas de trabajo, se empieza a resentir acabando, meses después, en un auténtico desastre para la salud mental. Â
En aquellos primeros meses, profesionales de la salud, afectados por el SARS-CoV-2 y familias que perdÃan a alguno de sus miembros en completa soledad fueron los grupos que, con mayor crudeza, sintieron la enfermedad ‘del alma’ que también originaba el nuevo virus. Â
Cambio de patrón

Los cuadros que con mayor frecuencia se observan en adolescentes son trastornos de conducta alimentario.
La mayorÃa de centros hospitalarios de toda España desplegó a todos sus especialistas en PsiquiatrÃa y PsicologÃa, no solo para reforzar a otros equipos, sino también para hacerse cargo de una de las partes más duras de la pandemia: aliviar el sufrimiento e intentar dar soporte a una situación tan desconocida como dramática. Tanto es asÃ, que la OMS alertó de otra ‘futura pandemia’ para los próximos años, estimando un incremento del 20% de los trastornos mentales graves. Â
Dos años después, Celso Arango, presidente de la Sociedad Española de PsiquiatrÃa y responsable del Servicio de PsiquiatrÃa y Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, pionero en implantar equipos de apoyo psicológico para profesionales y familias afectadas, reflexiona y señala que los cuadros de estrés postraumático, focalizados fundamentalmente en sanitarios y familiares afectados en la primera ola de la pandemia, “han ido mejorando con el paso del tiempo. Pero estas secuelas se han extendido a otros grupos vulnerables, como los adolescentes, que empezaron a mostrar alteraciones a finales de 2020, fecha desde la que se mantienen una elevada incidencia y demanda de asistencia en salud mental en este grupoâ€. Â
Los cuadros que con mayor frecuencia se están observando en este grupo de población son trastornos de conducta alimentaria, sobre todo anorexia nerviosa, autolesiones y signos de tipo afectivo-ansioso. Â
“No es que se trate de una nueva epidemia. Este tipo de alteraciones ya se producÃan hace dos años en muchos adolescentes, con largas listas de espera. Lo que ha ocurrido es una sobreepidemia: un vaso que estaba lleno y que se ha desbordado porque no hemos sido capaces de absorberlo. La realidad es que antes de la covid-19, una de cada cinco personas ya padecÃa un trastorno mental. Cuando se produce una situación de tensión lÃmite, no se es capaz de absorber ni un poquito másâ€, reconoce Arango. Â
Soluciones innovadoras
A su juicio, en un momento en el que la demanda de atención psicológica ha crecido entre un 20 y un 25%, hay que tirar el carro, “ser innovadores y no responder con medidas que sean estables y costosasâ€. Â
En el caso de los adolescentes, por ejemplo, una de las soluciones propuestas es abrir camas de hospitalización, lo cual “es un error enorme porque, al final, es una medida muy costosa, estructural y con vocación de permanencia. Hay que incidir en el abordaje en estadios tempranos, rebajar la lista de espera y realizar prevención primaria y secundaria. Centrarse solo en lo que es actualmente urgencia -que nunca es buena consejera en la gestión sanitaria-, supone hipotecarnos a medio y largo plazo y no resolver el problemaâ€. Â
Entre los profesionales sanitarios, y gracias a unas menores tasas de incidencia y gravedad por infección SARS-CoV-2, la demanda de atención psicológica no ha aumentado en estos dos años, a pesar de que, algunos casos, aún mantienen sintomatologÃa postraumática. “La demanda se ha estabilizado. Actualmente, no han aumentado los requerimientos de apoyo y asistencia, pero también es cierto que cada dÃa llega un nuevo casoâ€.Â

fondo pediatrÃa
11. PediatrÃa: menos del 1% de los niños presenta sÃntomas poscovid  Â
Raquel Serrano
La población pediátrica ha sido una de las últimas en incorporarse, por la escasez de casos en los primeros momentos de la pandemia, al análisis de los sÃntomas agudos y persistentes que en este grupo origina la infección por SARS-CoV-2. Cinta Moraleda, de Enfermedades Infecciosas del Servicio de PediatrÃa del Hospital 12 de Octubre, de Madrid, y una de las coordinadoras de la red EPICO-AEP que detalla la situación de la covid-19 infantil en España, indica que de los casos registrados desde la primera ola y hasta el momento, “la gran mayorÃa, incluso aquellos que necesitaron o necesitan ingreso, se están recuperando sin secuelas. El mensaje es, por tanto, tranquilizadorâ€.Â
No asociados a la gravedad inicial

La gran mayorÃa de pacientes pediátricos, incluso aquellos que necesitan ingreso, se recuperan sin secuelas.
Se considera que presentan long-covid cuando aparecen sÃntomas, que pueden ser intermitentes, pero que persisten más de dos meses y que comienzan en los primeros tres meses tras la infección aguda, tal y como describe la OMS. Â
Actualmente, se estima que menos del 1% de los niños presenta sÃntomas poscovid; persisten en el tiempo y no están asociados, en principio, a la gravedad de la enfermedad inicial. “Es muy similar al de los adultos y, sobre todo, recoge mialgias, cefaleas y astenia. A veces es más difÃcil de valorar. Incluso, las definiciones son cambiantes en cuanto a los sÃntomas que incluyen y, en ocasiones, se pueden confundir con otros de carácter psicosomático asociados al cambio de vida que ha generado la pandemiaâ€. Sà existe un patrón de sÃntomas más generalizado en niños más mayores y adolescentes, aunque pueden darse en cualquier edad pediátrica. Son muy variables en la mayorÃa de afectados y además de astenia, cefalea y mialgia -los más documentados-, puede aparecer falta de memoria o de concentración, lagunas mentales, insomnio y pérdida de gusto y olfato. “Algunos sà llegan a afectar de manera importante a la vida diaria, pero no pueden considerarse graves porque no precisan ingresoâ€. El cuadro en niños “se presenta como una constelación de sÃntomas, ya que también pueden existir dolor torácico, articular o muscular y alteraciones de la sensibilidadâ€. Â
El Hospital 12 de Octubre dispone de una consulta especÃfica de long-covid, que coordina Moraleda, desde la que se presta asistencia a los afectados. Sin embargo, actualmente se desconoce la etiopatogenia o el mecanismo por el que se produce este fenómeno, por lo que tampoco hay terapias que claramente hayan demostrado que mejoren sÃntomas. “Acompañamos y descartamos que no se deban a otros procesos infantiles no asociados a covid-19. Es muy importante apoyarles en el proceso y dar paso a otros especialistas cuando precisan otras evaluacionesâ€.  Â
El influjo de la vacuna
La buena noticia es que un significativo porcentaje mejora con el tiempo y “no llegan ni a consultar porque son sÃntomas muy leves que disminuyen progresivamente. Pero también es cierto que en otros niños, muy pocos, persisten más allá de un año. Aún estamos observando y aprendiendoâ€.Â
No ha dado tiempo a analizar el influjo de la variante ómicron sobre la evolución de los sÃntomas, ya que su mayor incidencia se produjo entre los pasados meses de diciembre y enero. Sin embargo, sobre la vacunación, “sà parece ofrecer cierta protección frente a la covid-19â€. Â
En este sentido, Moraleda alude al sÃndrome inflamatorio multisistémico (SIM), que puede considerarse un sÃntoma poscovid ya que aparece entre 4-6 semanas después de la infección.  Â
“Diversos estudios han observado una reducción del SIM después del uso de las vacunas; en principio esperable por la disminución de casos. El problema es que como el porcentaje de long-covid es muy variable y muchos de los diagnósticos de las primeras olas no tenÃan confirmada la infección, está resultando muy complejo evaluar aspectos como que el número de casos de covid persistente esté disminuyendo por las vacunas. SerÃa esperable, pero a dÃa de hoy no lo podemos asegurarâ€.Â
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DermatologÃa
PediatrÃa
Raquel Serrano/Sonia Moreno | Ilustraciones: Gabriel Sanz