
Inmaculada Gimeno, licenciada en Farmacia por la Universidad de Valencia (UV) y en Bellas Artes por la Universidad Miguel Hernández de Elche (Alicante), incorpora sus conocimientos científicos al arte y el punto de vista artístico a la ciencia. Gracias a ello, puede fantasear con la mente de artista e interpretar las teorías y acciones de la profesión con una visión desenfadada y ciertos toques de humor.
Su última propuesta, Un Jardín de moléculas, una exposición de once esculturas que simbolizan algunos de los principios activos que presentan las plantas medicinales y que podrá visitarse en el Jardín Botánico de la UV hasta finales de junio de 2025.
CF ha querido conocer cómo esta farmacéutica ha desarrollado su vena artística, cuál ha sido su trayectoria y planes de futuro.
Pregunta.¿Qué nació primero la parte farmacéutica o la artística?
Respuesta.Podría decir que ambas inquietudes fueron creciendo en paralelo. Recuerdo que de muy pequeña mis extraescolares eran ir a una academia de dibujo, donde se hacían retratos al natural con carboncillo y yo era la alumna más joven de la escuela. Me gustaban las ciencias, sobre todo del mundo sanitario, y al mismo tiempo el arte. Nací en una familia en la que se apreciaban ambas dedicaciones. Mi padre era médico y mi madre había estudiado arte y me llevaba con ella a ver exposiciones. También visitábamos museos en los viajes. Recuerdo cuando El Guernica, de Pablo Picasso, llegó a Madrid y la emoción que sentíamos por poder verlo en directo, o la primera vez que contemplé La Gioconda, de Leonardo da Vinci, no podía dejar de mirar.
Cuando llegó el momento de cursar una carrera universitaria intenté matricularme en Farmacia y Arte, pero los horarios eran incompatibles. Así que me decanté por licenciarme en Farmacia en la Universidad de Valencia mientras practicaba la pintura por mi cuenta.
Cuando empecé a trabajar en la distribución farmacéutica, continué mi formación artística en talleres de artistas profesionales tanto en Barcelona como en Alicante. Intervine en la fundación y organización de la asociación de artistas Puerto Alone, de Santa Pola (Alicante), mientras ejercía de farmacéutica en una de las grandes cooperativas de la distribución farmacéutica, con la que se organizaron varias exposiciones colectivas.
La primera vez que contemplé La Gioconda no podía dejar de mirar
Ese fue mi comienzo como dibujante y pintora profesional. Unos años después, hubo un punto de inflexión cuando adquirí la oficina de farmacia de Tárbena y me fui a vivir a Altea, que es donde se encuentra el campus de Bellas Artes de la Universidad Miguel Hernández de Elche (Alicante). Esto me permitió licenciarme en Bellas Artes mientras ejercía de titular y ampliar mis conocimientos en escultura, fotografía, diferentes técnicas de pintura y las demás y múltiples disciplinas del arte contemporáneo, lo que me convirtió en la artista multidisciplinar conceptual que soy ahora, trabajando diferentes disciplinas como la instalación, el libro de artista, el collage o la escritura en función del concepto que quiera representar.
P.¿Qué cree que le aporta su formación farmacéutica a la hora de desarrollar su labor artística?
R.Me aportan unos conocimientos que me permiten fantasear con la mente de artista e interpretar las teorías y acciones de la profesión con una visión desenfadada y ciertos toques de humor. Pretendo aportar flexibilidad e interpretación a los rígidos conceptos de la química, a la vez que me resulta muy interesante utilizar las técnicas artísticas para divulgar aspectos desconocidos de la profesión farmacéutica. En cuanto a lo teórico, me interesan mucho las representaciones de las fórmulas moleculares en la química orgánica, que no dejan de ser una forma de expresar la estructura interna de una sustancia, de una forma abstracta, con un dibujo. De esta forma, si la fórmula es un dibujo, ya es una obra de arte en sí y puede servir de inspiración para otras formas artísticas con otras disciplinas, como la escultura o la pintura.
P.¿Y a la inversa?
R.Los estudios en Bellas Artes me permiten poder utilizar disciplinas diferentes para conceptos diferentes, como construir una escultura a partir de un dibujo, intervenir una fotografía, o plasmar un concepto en una pintura abstracta. Estos conocimientos posibilitan hacer realidad las ideas farmacéuticas.
P.Su última propuesta es una exposición en el Jardín Botánico de la UV. ¿En qué consiste y cómo nació la idea?
R.Este proyecto, ideado antes de la pandemia, nació porque presenté un proyecto artístico a un conocido centro de arte contemporáneo valenciano, que consistía en trabajar una o varias piezas inspiradas en La mesa de los pecados capitales, de El Bosco. En este proyecto estudiaba cada una de las moléculas que internamente en nuestro organismo nos hace sentir cada pecado capital: la soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza y hacía una interpretación escultórica de cada una. El proyecto no fue seleccionado, pero sirvió de inicio para esta línea de investigación sobre los dibujos de las fórmulas que daban forma a una escultura.
El proyecto para el Jardín Botánico de Valencia surgió por una sesión de pintura al aire libre que realicé en la sección de plantas medicinales, en la que pinté una serie de cuadros de técnica mixta, inspirados en los colores de las plantas, e incorporando dibujos realistas de las flores o las hojas. Siempre me interesó la Botánica y, en especial, las plantas medicinales, pues son el origen de la Farmacia. Así que busqué en los orígenes de este Jardín Botánico.
Pretendo aportar flexibilidad a los rígidos conceptos de la química
La Universidad de Valencia lo fundó en el año 1567 y a lo largo de 200 años fue un huerto de plantas medicinales, vinculado a los estudios de Medicina. Hasta el s. XIX ocupó diversos emplazamientos en la ciudad de Valencia y en 1802 se situó definitivamente en su ubicación actual. Por tanto, en estos años se cumplieron más de 450 años de historia de este jardín de plantas medicinales, lo que me pareció un gran hito. Pensé que era un buen motivo para presentar un proyecto específico que homenajeara esta sección con tanta solera en el que las protagonistas fueran las plantas medicinales y la evolución de sus interpretaciones, tanto en su uso como su imagen artística, que podía evolucionar desde los dibujos del exterior de las plantas a la concepción abstracta de su contenido medicinal.
Este proyecto consiste en representar en forma escultórica los principios activos de las plantas medicinales. Cada escultura se inspira en una molécula diferente, convirtiendo las complejidades invisibles de la química en formas visibles y tangibles. Es una forma artística de visibilizar la química orgánica.
Menta de burro y hierba de los cantores, plantas medicinales que poblarán el Jardín Botánico de Zaragoza, Matilde Soler, la 'farmacéutica-librera' que tiene 2.000 libros en su almacén, Pablo Francisco Barrau Diaus: el farmacéutico ilustrado A partir de las fórmulas de los principios activos, he dado forma a esculturas con varillas de acero que reflejan y evocan sus formas moleculares en u Es la artífice de una exposición del Jardín Botánico de la UV, que engloba once obras que simbolizan algunos de los principios activos que presentan las plantas medicinales. Off Enrique Mezquita Off