
Hasta hace poco más de cinco años, el mayor peso que China había tenido dentro la Organización Mundial de la Salud (OMS) había sido su poder de veto para que evitar que Taiwan participara en las reuniones de la agencia en su sede de Ginebra. La pandemia, con su origen -todavía por esclarecer- en la ciudad china de Wuhan, empujó a que por primera vez hubiera una comunicación más directa y abierta entre la OMS y Pekín, que ya estaba tratando de expandir su presencia en la dirección de distintas organizaciones de Naciones Unidas. Ahora, China se va a convertir en el máximo donante estatal del organismo de salud de la ONU.
El gigante asiático continúa apostando por el ambicioso plan de llenar el vacío de liderazgo global dejado por Donald Trump y su política exterior de "Estados Unidos primero". Presentándose como la única superpotencia responsable que defiende el mantenimiento del orden internacional, Pekín está ganado la carrera de la influencia en uno de los patios más importantes, el de la OMS, después de que esta semana se comprometiera a inyectar 500 millones de dólares adicionales en los próximos cinco años, ocupando el hueco dejado por la salida de EEUU.
Mientras que Trump retira a su país de las cadenas más importantes de cooperación internacional, aquellas que en el pasado tanto ayudaron a Washington a extender su poder blando, ahora es China la que recurre a la diplomacia de chequera para tratar de ocupar esos huecos humanitarios y de salud global.
"El mundo se enfrenta ahora a las consecuencias del unilateralismo, lo que plantea importantes desafíos para la seguridad sanitaria mundial", soltó el martes el viceprimer ministro chino, Liu Guozhong, durante una reunión de la Asamblea Mundial de la Salud. Era una clara referencia a EEUU después de que Trump ordenara a principios de año la retirada de su país de la OMS, una organización calificada esta misma semana como "moribunda" por el secretario de Salud estadounidense, Robert F. Kennedy Jr.
"Pekín se ha estado abriendo camino hacia el liderazgo mundial en salud sin necesidad de extender hasta ahora grandes cheques a Ginebra. China ha comprometido 50.000 millones de dólares para el desarrollo de África entre 2025 y 2027, que incluye el establecimiento de centros médicos y el despliegue de 2.000 profesionales médicos, y esto contrasta con una administración Trump que se retracta de sus compromisos internacionales", señala Yanzhong Huang, investigador principal de salud global en el Consejo de Relaciones Exteriores, un think tank con sede en EEUU. "Ahora, China podría fortalecer su influencia en la OMS sin necesidad de igualar las contribuciones estadounidenses aprovechando el apoyo que tiene de muchos países en desarrollo que están dentro de su programa de la nueva Ruta de la Seda".
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