Esta semana, la sanidad militar española cuenta con 25 nuevos médicos que además marcan un hito en la historia de las Fuerzas Armadas: se trata de la primera promoción de profesionales que han recibido al mismo tiempo formación de grado y militar a través del Centro Universitario de la Defensa (CUD) y de la Universidad de Alcalá de Henares.
Estos profesionales aúnan la vocación de la Medicina y de la Milicia. Los estudios corren totalmente a cargo del Ejército y de hecho reciben un sueldo por su condición de militares antes de graduarse, pero a cambio tienen un compromiso de permanencia con el Ejército de 12 años.
¿Qué clase de personas deciden meterse en estos estudios? Pablo López Guijarro, uno de estos médicos, apunta que, en su caso, tanto su hermano como él les llamó la atención servir en el Ejército, con la particularidad de que a López también le picó el gusanillo de la Medicina “cuando vino a mi colegio una médico que estuvo trabajando durante el 11-M”.
Pablo López Guijarro: “Asistimos a tropas a miles de kilómetros y que sólo cuentan con nosotros. No sirve de nada ser el mejor médico si no puedo llegar donde me necesitan”
Por su parte, Amaia Agulló reconoce que “estaba un poco forzada a hacer Medicina porque sacaba muy buenas notas. Pero siempre me ha gustado la acción y quería salvar vidas de manera diferente”. Le gustaba la milicia pero no le atraían las ingenierías. “Justo cuando tenía que elegir, ese año salió la oposición”.
Agulló asegura que su padre “está encantado, porque su abuelo fue militar”. López afirma que en su casa tampoco hubo problemas, “aunque mi madre está muy preocupada por si me pasa algo. Mis amigos están encantados de decir que conocen a un militar”.
La selecciónAmbos apuntan que realmente lo más duro de las pruebas es sacar una buena nota de corte de selectividad, porque está en la línea de otras universidades (este año fue de un 11,961), a lo que hay que añadir otras específicas. “La prueba de inglés es como la de Selectividad y luego tienes la prueba psicológica y las pruebas físicas. A mí me resultó un poco duro porque no había hecho flexiones en mi vida”, explica Agulló. López apunta que lo bueno en este caso es que “es la única oposición en la que sabes las preguntas, o sea, qué pruebas físicas vas a hacer y ya tienes las marcas que te piden”.
Tras conseguir su plaza, los alumnos del CUD tienen que aprobar los 360 créditos de la carrera de Medicina, que imparten profesores de Alcalá, más otros 75 de formación como militares.
En concreto, tienen asignaturas tan variopintas como asistencia sanitaria en entorno aeronáutico y naval, en ambientes que tienen algún riesgo de contaminación nuclear, biológica o química; soporte vital avanzado en combate; asistencia sanitaria en incidentes con múltiples víctimas y catástrofes, etc. También tienen una formación militar en la Academia Central de la Defensa, Academia General Militar, Academia General del Aire y Escuela Naval Militar-, que incluye materias muy variadas relativas a los distintos ejércitos, formación física, instrucción y adiestramiento etc.
Amaia Agulló: “En la academia se hace todo corriendo, tienes que hacer ejercicio y te exigen mucho, pero eso te ayuda a hacer piña con los compañeros”
“Recuerdo que la academia al principio me pareció bastante estricta. Sobre todo lo que me sorprendió es que se hace todo corriendo: desayunas a toda prisa, tienes que hacer ejercicio y te exigen mucho. Pero todo eso te ayuda a hacer piña con el grupo”, apunta Amaia, que bromea con que los 25 graduados se conocen mucho; “demasiado”.
“No hacemos consultas o Urgencias al uso; se trata de asistir a tropas que están a miles de kilómetros y que sólo cuentan con nosotros”, explica López. “No sirve de nada que sea el mejor médico del mundo si no puedo llegar donde me necesitan”.
Coinciden en que la preparación es muy intensa: “Todos los años hemos hecho una o dos maniobras o simulacros, por ejemplo, para prepararnos para actuar como si hubiera ocurrido alguna catástrofe”, explica Agulló.
Trabajar antes del mirAhora los graduados pasarán 30 meses sirviendo como médicos en el destino que les faciliten. “En función del destino que te toque puedes estar tanto en Tierra, Mar o Aire; sobre todo hay plazas en el primer ejército. Lo bueno es que podemos estar un año en uno y pedir otro si no nos convence”, apunta Agulló. Ella tiene debilidad por la Armada, “porque ahora que somos jóvenes creo que es el momento de navegar y de conocer mundo”, mientras que a López le parece más atractivo el Ejército de Tierra.

Eso significa que, al contrario que el resto de graduados de Medicina, no estarán como locos preparándose el examen MIR. “Trabajaremos un tiempo antes de elegir especialidad y eso nos servirá para hacerlo habiéndolo pensado más a fondo”, reflexiona López.
Asegurar el relevo médicoLa formación conjunta de grado de Medicina y formación militar se gestó como una forma de garantizar el relevo, pues “con el sistema antiguo, en el que sólo se permitiría acceder a la sanidad militar con una titulación previa, vimos que ya no venía mucha gente”, explica Natalio García, director del Centro Universitario de la Defensa, donde actualmente tienen 157 estudiantes. Durante los próximos 30 meses, ejercerán en cualquiera de los tres ejércitos, con destinos muy variopintos y misiones en el extranjero. “También tendrán que seguir haciendo formación continuada y alguno se sacará el doctorado”, señala García.
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